Alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco tomaron el Museo Vostell, convirtiendo cada rincón en una improvisada Escuela de Arte en el que aprovecharon el fascinante entorno que brinda el museo para llevar a cabo varias performances y participar del museo y su naturaleza.
Este encuentro tuvo lugar el sábado 1 de abril, y es con éste el décimo año en que los alumnos de Juan Crego y Mikel Arce visitan el Vostell. Sin embargo, no ha sido hasta los dos últimos cuando se han atrevido a participar de forma activa en este entorno privilegiado a través del desarrollo de performances. En esta ocasión, el museo acogió más de 50 alumnos, entre ellos del Máster de arte contemporáneo tecnológico y performativo, quienes llevaron a cabo varias performances individuales. Una sesión que cerró con uno colectivo de arte sonoro.
La primera consistió en una improvisación de voz colectiva, aludiendo a los conceptos de multitud en contraposición a masa, en la que cada voz tenía un peso en la multitud. Continuó con laperformance de Beatriz Perales, en el que se grabó el sonido de varios instrumentos tocados primeros por hombres y después por mujeres. Con ello sacaría un material que después utilizaría para continuar desarrollando el proyecto para completarlo.
A continuación, otro alumno sor-prendió con una radio que quemó mientras retransmitía la escena en Facebook Live, para reflejar que cada etapa de la historia va precediendo a otra, de ahí el radiocasette, y su retrasmisión por Facebook live, ya que el móvil es uno de los dispositivos sonoros que nos acompañan hoy en día.
La siguiente fue una performance de Ander Pérez que trabajaba el concepto de tránsito y después se desarrolló otra performance protagonizada por tres alumnas en lo alto del muro del molino. Como cierre, una performance colectiva sonora cerró esta sesión de arte por parte de los alumnos. Fue una una jornada coordinada por los profesores Juan Crego y Mikel Arce en la que Alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco tomaron el espacio del Museo Vostell, convirtiendo cada rincón en una improvisada Escuela de Arte en el que aprovecharon el fascinante entorno que les brinda el museo para llevar a cabo varias performances y participar de forma activa del museo y su naturaleza.
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