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Francisco Cerro Chaves, fotografiado en el palacio episcopal de Cáceres a finales de 2009. HOY
Un activista cercano y de su tiempo

Un activista cercano y de su tiempo

Francisco Cerro Chaves | Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres ·

Autor de más de 120 libros sobre teología y espiritualidad, colecciona belenes y todos los años publica un cuento de Navidad

JUAN DOMINGO FERNÁNDEZ

Malpartida de Cáceres

Sábado, 28 de diciembre 2019, 09:26

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Hijo de ferroviario y el menor de tres hermanos, Francisco Cerro Chaves (Malpartida de Cáceres, 18 de octubre de 1957) se convirtió en el verano de 2007 en el obispo número 118 de la Diócesis de Coria-Cáceres y en aquel momento, a sus 49 años de edad, en uno de los prelados españoles más jóvenes. Con una destacadísima formación intelectual (doctorado en Teología Espiritual por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y en Teología de la Vida Consagrada por la Universidad Pontificia de Salamanca) su actividad pastoral, sin embargo, no es la de alguien que se encierra en una torre de marfil, dedicado a la reflexión doctrinal y a sus trabajos divulgativos (es autor de más de 120 libros sobre teología y espiritualidad) sino que ha hecho compatible esa parcela teórica con la del pastor cercano, cordial, que busca estar permanentemente en contacto con sus fieles. ¿Una característica de sus cinco años en el Obispado de Coria-Cáceres? «La cercanía a los curas, a las parroquias. Ha visitado todas las parroquias, que son 160, y muchas de ellas más de una vez», comenta uno de los sacerdotes que le conoce desde los tiempos del seminario.

Hace ahora un mes Francisco Cerro firmó junto con los otros dos obispos extremeños, el de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil y el de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro, un documento en el que se abordaban, entre otros asuntos, el de la crisis económica y sus nefastas repercusiones en las personas y las familias. Esa es una línea que enlaza directamente con los propósitos que animaron los primeros pasos de Francisco Cerro como obispo, quien semanas antes de su ordenación pastoral en Coria ya aseguró en declaraciones a HOY que no se consideraba «ni conservador ni liberal» sino que sería «un obispo del Evangelio». Y el lema elegido para su escudo lo atestigua: «El Corazón de Jesús, fuente para evangelizar a los pobres». Otro detalle con valor simbólico: nada más situarse al frente de la diócesis, todas las acciones sociales en vez de depender de una delegación pasaron a depender de una vicaría; es decir, una manera indirecta de subrayar y reconocer su importancia, de revelar el sentido de su apuesta.

Muy aficionado como los muchachos de su pueblo a pasear por San Isidro y a bañarse en Los Barruecos, hasta que hubo piscinas en Malpartida de Cáceres, Francisco Cerro es «madridista» desde joven y a sus 17 años a punto estuvo de haber emprendido carrera como futbolista -jugaba de delantero centro- y Asenjo, entonces entrenador local, se interesó por sus servicios. Su infancia y juventud están pobladas, al igual que las de cualquier extremeño de su generación, por personajes televisivos como el Fofito de «Había una vez un circo; por las andanzas de Heidi y Marco, los programas de Rodríguez de la Fuente y más tarde la serie dedicada a Teresa de Jesús.

Recién nombrado obispo por el Papa Benedicto XVI ya resultó sorprendente la simpatía y sencillez que demostró al confesar sin andarse con afectaciones o rodeos que le gustaba todo tipo de música: desde la clásica al flamenco, la de Alejandro Sanz, la Oreja de Van Gogh o Gloria Stefan, y que había asistido en Roma, por ejemplo, a un concierto de Laura Pausini.

Algunos datos

Origen

Nació el 18 de octubre de 1957 en Malpartida de Cáceres. El menor de tres hermanos.

Estudios

Cursó estudios de FP y siguió con los de bachillerato en el Seminario de Cáceres. Completó su formación en el Seminario de Toledo, donde se ordenó sacerdote con 23 años. Es doctor en Teología Espiritual por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y en Teología de la Vida Consagrada por la Universidad Pontificia de Salamanca

Trayectoria

Tras diversos ministerios en Toledo: vicario parroquial de «San Nicolás», consiliario de Pastoral Juvenil, director de la Casa Diocesana de Ejercicios Espirituales..., se trasladó a Valladolid, donde trabajó como director del Centro de Formación y Espiritualidad del Sagrado Corazón y delegado diocesano de la Pastoral Juvenil, entre otros cargos. El 2 de septiembre de 2007 fue ordenado obispo de Coria-Cáceres.

¿Pero cómo es realmente este obispo que está al frente de una diócesis con 220.000 personas y que ocupa unos 10.000 kilómetros cuadrados? Pues según el testimonio de colaboradores muy directos, «un hombre de una cercanía impresionante, con una cabeza privilegiada y de una humildad que para sí querría muchísima gente. No espera que la gente se acerca a él, es él el que se acerca a la gente».

Francisco Cerro colecciona belenes, casi todos miniaturas procedentes de México, Bolivia e Italia, que han sido expuestos recientemente en Cáceres. Y todos los años escribe un cuento de Navidad.

Al margen de su riqueza intelectual y como divulgador (ahí quedan en las hemerotecas y en los archivos digitales sus trabajos para «Alfa y Omega», la revista «Agua Viva», el Boletín de la diócesis...) de Francisco Cerro destacan su capacidad de trabajo. «Nos ha puesto las pilas», resume uno de sus colaboradores directos. Muy devoto del Corazón de Jesús, imagen que figura en su escudo, es miembro fundador, precisamente, de la Fraternidad Sacerdotal del Corazón de Cristo. Admirador de la obra de Juan Pablo II, de San Vicente de Paúl y de la madre Teresa de Calcuta, a la que conoció y saludó en alguna ocasión, ha confesado que le encandila, a nivel intelectual, la obra de Benedicto XVI y en el trabajo con los pobres, «sobre todo la madre Teresa de Calcuta, porque es una mujer que da soluciones, no plantea teorías, da soluciones».

Cuando se pregunta por las perspectivas futuras de monseñor Cerro, se nos responde con eso de que «los caminos de Dios son inescrutables». Pero alguien arriesga una reflexión: «Si le nombraron obispo tan joven sería por algo». Y esta es una diócesis pequeña, muy buena para iniciar una trayectoria a la que seguramente le están reservadas más altas responsabilidades.

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