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Florentino Gómez en uno de sus últimos días como profesor de religión. Cedida
Florentino Gómez: «Los adolescentes necesitan personas que les escuchen»

Florentino Gómez: «Los adolescentes necesitan personas que les escuchen»

El profesor de religión en el IES Los Barruecos se jubila tras más de 20 años de docencia

Ana Isabel Padilla Macías

Malpartida de Cáceres

Lunes, 8 de marzo 2021, 12:26

Florentino Gómez Martín, nacido en la aldea de Aceña, ingresó a los 11 años en el colegio de Formación Cristiana de los Esclavos de María y de los Pobres, en Alcuéscar, donde estudió hasta finalizar la licenciatura eclesiástica en la Universidad Pontificia de Salamanca. Ejerció el ministerio sacerdotal durante 15 años en Pinofranqueado, Tremp, y San Fernando. Posteriormente se secularizó, se casó y tuvo dos hijas y actualmente reside en Malpartida de Cáceres. Tras 23 años dando clases en el IES Luís de Morales y en el IESO Los Barruecos se ha jubilado este año.

Este educador de corazón ha trabajado siempre con niños, adolescentes y jóvenes en grupos parroquiales, teatro, música, folclore, campamentos, excursiones,… «A lo largo de los años, la vida me dio la oportunidad de dedicarme al noble y santo oficio de enseñar, educar y formar a los chicos, etapa que ahora ha llegado a su fin con la jubilación», señala.

Inició su etapa en la docencia en el curso 1997-98 en el IES El Trampal de Acuéscar y en la sección IESO Los Barruecos de Malpartida, cuando estaba recién inaugurado. De esta época guarda un «grato recuerdo», tanto de los alumnos como de los compañeros y del equipo directivo. Al curso siguiente quedó libre la plaza de profesor de religión del IES Luís de Morales, en la vecina localidad de Arroyo de la Luz y fue destinado a dicha plaza por el delegado de Enseñanza de la diócesis de Coria-Cáceres, Juan Gómez Solís, compartiendo el horario con el IESO Los Barruecos y dejando el centro de Alcuéscar, dando comienzo a su etapa de docencia más larga, que recién ha finalizado junto con su vida laboral.

Florentino señala que, como profesor de religión, siempre ha intentado inculcar a sus alumnos los valores humanos de respeto, tolerancia, compartir, saber convivir, saber hablar, saber escuchar, saber estar y saber ayudar. «Creo que son valores básicos para una verdadera convivencia. Y partiendo de esta base, los valores cristiano nacidos de la historia de Jesús, 'La historia más maravillosa jamás contada'», añade.

En esta nueva etapa de su vida asegura que echará mucho de menos a sus alumnos, que en el momento de su despedida superaban los 350. «Me despedí de ellos disimulando las lágrimas. Lo hice principalmente proyectando un vídeo personal clase por clase. Era mi despedida. Cada vez que lo proyectaba suponía para mí un duro golpe de emociones y sentimientos encontrados. Después de tantos años trabajando juntos, echaré de menos a muchos compañeros y amigos, sobre todo a los que me brindaron su confianza y amistad y estuvieron a mi lado cuando más los necesitaba». Señala que, aunque los menos, también hubo momentos de los que prefiere no acordarse «Hay compañeros que miran con recelo al profesor de religión por decir algo suave. Me ha tocado escuchar ciertas frases y ciertos comentarios que han herido mis sentimientos como persona y como profesor».

Florentino comenta que aún no tiene definido qué va a hacer en su recién estrenada jubilación, aunque apunta que siempre le gustó leer y escribir. Sobre ello señala que desde el verano está escribiendo lo que ha titulado 'Mi querido diario' y está terminando de revisar el borrador del que será su quinto libro, que va dedicado a su padre, recientemente fallecido.

Cuando sea el momento me gustaría colaborar con Cáritas de forma altruista y voluntaria. Disfrutar de la familia, de la compañía de los amigos si el dichoso virus nos deja.

A la pregunta de qué caracteriza a un buen profesor, señala que, en primer lugar, «una buena formación pedagógica y preparación». «Tenemos que ser conscientes de que no trabajamos con objetos y cosas, sino con personas que serán los encargados de llevar el peso y la responsabilidad de la sociedad actual. Es muy importante saber escuchar con interés y atención. Vivimos en un mundo aturdido de ruidos que nos impiden hacer caso al silencio elocuente que nos invade como sociedad. No sabemos o no podemos escuchar. Los adolescentes necesitan a su lado personas que les escuchen y en la medida de lo posible, les den respuestas lo más aproximadas a la realidad que les rodea».

La pandemia, que ha coincidido con su último periodo escolar, supuso para él «un golpe psicológico muy fuerte». «Personalmente, creo que no estaba preparado para esta nueva realidad. Ha marcado mi vida tanto en lo profesional como en lo personal y familiar».

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