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María Pérez.
"'Malpartida Fluxus Village' no es una película cerrada a sibaritas del arte contemporáneo"

"'Malpartida Fluxus Village' no es una película cerrada a sibaritas del arte contemporáneo"

La directora de cine María Pérez mostró por primera vez en la región extremeña su largometraje titulado 'Malpartida Fluxus Village'.

LAURA SÁNCHEZ

Jueves, 17 de marzo 2016, 06:55

La directora de cine María Pérez mostró por primera vez en la región extremeña su largometraje titulado Malpartida Fluxus Village. Primero lo ha presentado en la Casa de Cultura del municipio malpartideño y luego en la sala de Cáceres de la Filmoteca de Extremadura, lugares donde ha dejado claro que es un trabajo en el que habla sobre el movimiento Fluxus que trajo Wolf Vostell a la localidad malpartideña; un giro fresco y vanguardista para la Malpartida de los años 70 que generó una experiencia rompedora entre artistas Fluxus y los paisanos de la localidad.

María Pérez es una placentina que vivió en Cáceres hasta que se marchó a Madrid a estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid. Terminó sus estudios de cine en La Sapienza, Roma. Tras su regreso, ingresó en la ECAM, donde cursó los tres años de la especialidad de Dirección Cinematográfica. Ha trabajado en publicidad, televisión e incluso ha sido realizadora en la Comisión Europea de Bruselas.

Sus trabajos nunca han pasado desapercibidos. Estuvo presente en la VIII edición de Berlinale Talent Campus y en la pasada edición del Short Film Corner del Festival de Cannes, con su cortometraje Robin & Robin. Además, ha ganado el Premio del Jurado a la Mejor Película en Jameson Notodofilmfest con su último cortometraje Ejercicio 2: Ficción.

¿Por qué decidió estudiar cine?

Soy muy cinéfila desde adolescente y veía muchas películas. Siempre he tenido mucha afición al cine y por el arte en general. No tengo gran habilidad con la escultura ni con la pintura ni se me da muy bien hacer cosas con las manos. Siempre he sido una persona más de cabeza, mental y creo que, enseguida, descubrí que con el cine me podía expresar bien. Es una manera muy interesante de explorar el mundo.

¿Cómo surgió la idea de hacer Mapartida Fluxus Village?

Mis padres eran muy amigos de Vostell y Mercedes, su mujer. Además, mi madre estaba muy involucrada con la Asociación de Amigos del Museo. Y en la escuela de cine había una asignatura en la que teníamos que desarrollar un proyecto de largometraje y prepararnos para, al salir de la escuela, tener una película lista. Pensé que mi proyecto iba a ir sobre el museo Vostell.

¿Qué despertó su interés para hacer el largometraje?

La gran fuente de inspiración fue Vostell y lo que trajo al pueblo. Plantearme porque había escogido este lugar, no sólo qué había atraído a él y a Mercedes a Malpartida de Cáceres, sino a involucrarse en algo tan complejo como las negociaciones del museo y todos los años que llevó que se consiguiera, que había atraído a otros artistas y personas de la vanguardia a este lugar y como lo había acogido el pueblo.

¿Qué supone grabar en un escenario como Los Barruecos?

El paisaje de Los Barruecos, que inspira también a Vostell, y que tiene mucho que ver con cómo es el museo, un antiguo lavadero de lanas en un entorno en el que los propios sonidos de la naturaleza, los elementos de la naturaleza y los animales están tan bien integrados y son parte importante de la obra de Vostell y Fluxus. Y por supuesto, nosotros también quisimos que lo fuera en la película. Entonces es un privilegio rodar en un escenario con una luz tan bonita y con un peso tan fuerte de la naturaleza y en el que entra el contraste con el arte contemporáneo. Tuvimos también la suerte de viajar en globo para rodar desde arriba y poder ver y coger distancia para ver dónde está ese enclave del museo.

¿Qué ha sido lo más complicado?

El factor humano más que el natural. Lo más complicado y bello al mismo tiempo. Lidiar con personas reales con sus verdaderas historias que se interpretan a sí mismas. Por mucho que intentes estilizarlo, que le des un sentido y construyas una ficción, en el documental tienes que respetar mucho el factor humano y a veces puede resultar problemático. Lo más duro ha sido ganarme la confianza de Mercedes y de sus hijos, ganarme la confianza de todas las personas del museo, de las autoridades, de aquellos que deben darte la financiación y mantenerla durante muchos años.

¿Cuánto tiempo han tardado en rodar 'Malpartida Fluxus Village'?

El rodaje oficial de la película fue en octubre de 2013. Pasamos un mes en Malpartida, nos alojamos en el albergue que nos cedió el alcalde. Estuvo muy bien porque estábamos realmente integrados tanto en el pueblo como en el museo. Pudimos pasar mucho tiempo con los malpartideños, con los turistas, con todos los elementos que me interesaban y luego con los artistas Fluxus, que también vinieron a Malpartida. También rodamos unos días en Madrid y en Alemania porque Vostell se ha enterrado en Madrid y queríamos rodar su tumba y algunas otras cosas que tuvimos que reconstruir en Madrid y otras que he ido rodando yo por mi cuenta.

Esta cinta se ha proyectado en un circuito muy específico de festivales y centros culturales, ¿Le gustaría estar en la cartelera de cine de las salas comerciales?

Nuestra película no tiene cabida desgraciadamente en las salas comerciales pese a que en mi opinión es una película muy divertida y nada cerrada a sibaritas del arte contemporáneo. Creo que no necesitas saber mucho para seguirlo y para poder disfrutarla. Está claro que cuanto mas conozcas más sentido le vas a encontrar, pero yo he hecho una película para que la viera todo el mundo. Pero hay una barrera ahí que no podemos saltar, y que no depende de nosotros, como es la de conseguir, por ejemplo, que estuviera en los multicines o en cualquier sala de cine de Madrid y que la gente supiera que está ahí y se animara a verla.

¿En qué directores se ha inspirado?

En el cineasta alemán Werner Herzog, que plantea el rodaje de sus películas casi como una aventura vital. Creo que esta película también tiene algo de Joaquín Jordá, sobre todo de El encargo del cazador, sobre el cineasta Jacinto Esteva. También hay cosas de Almodóvar, al que admiro muchísimo. Siempre me ha gustado el cine de género y la comedia que Almodóvar fue capaz de hacer en España. Hay un montón de referencia y la lista es muy grande. El desencanto de Jaime Chávarri, que tuvimos en cuenta sobre todo para abordar el personaje de Mercedes, la mujer de Vostell, como la viuda de Panero, una Felicidad Blanc. Muy distinta, pero que me sirvió para abordar esa historia. Shoah de Claude Lanzmann, un documental sobre el holocausto nazi que también me inspiró muchísimo por el pasado judío o no de Vostell, pregunta que yo también me hice mucho y que quise plantear a los malpartideños-. Esa cuestión está presente en la película. Me inspire en varias películas para construir secuencias concretas y creo que me ayudaron pero ninguna prevalece en el resultado final. Creo que la película tiene mucha personalidad.

¿Próximos proyectos?

El personaje  de Karen Blixen, la escritora de Memorias de África. El cortometraje con el que gané el premio lo ambientaba aquí en Extremadura, como si fuese Kenia y la época colonial. Me inventé un personaje para mí, un explorador. Y para una de mis mejores amigas una masai. Retratábamos ese encuentro cultural en plena dehesa extremeña y trabajando mucho sobre el paisaje extreeño, su parecido al paisaje africano y ciertas conexiones que me parecían muy curiosas me fui obsesionado y leyendo mucho las novelas de Karen Blixen-. Así que estoy preparando una película para viajar a Kenia en busca de las huellas de ella. Sería un documental en el que nosotros nos acoplaríamos a un grupo de turistas británicos para descubrir en pleno siglo XXI esa Kenia contemporánea y cómo la historia y vida de Karen Blixen y otros colonos europeos se ha convertido en una especie de parque temático, donde su casa es ahora un museo. En realidad tiene mucho que ver con Vostell. Me estoy especializando en hacer películas sobre museos en entornos muy pequeños y cerrados en los que un personaje foráneo llega y cambia las cosas.

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