Malpartida de Cáceres volvió a disfrutar de La Pedida de la Patatera
Tras el parón obligatorio ocasionado por la pandemia del coronavirus, este año, Malpartida de Cáceres ha vuelto a volcarse en celebrar su Día Grande, el día más esperado del año por todos los malpartideños, 'La Pedida de la Patatera'.
La fiesta, que tiene sus raíces en el siglo XIX, rememora cuando los quintos iban casa por casa pidiendo comida para la llegada de la Cuaresma. En una época difícil, cuando los productos de la matanza casi habían terminado y aun quedaba época de frio, a lo que podían acceder a darle los vecinos era el embutido más humilde y económico, la patatera. Los quintos, tras haber ido por todas las casas de la localidad cesta en mano, terminaban su ruta en las tabernas de la localidad. A partir de los años ochenta esta fiesta se recupera por algunas asociaciones y grupos de amigos de la localidad y comienza a tomar un gran auge.
El pasado 1 de marzo, tras el discurso inaugural del alcalde de Malpartida de Cáceres, Alfredo Aguilera, y ante una Plaza Mayor que de nuevo fue ocupada en toda su extensión, comenzó el pasacalles popular, amenizado por varias charangas y los carros de agua, decorados para la ocasión, donde los grupos de amigos portaron, como es costumbre, comida, bebida y hasta barbacoas, que estuvieron trabajando a pleno rendimiento durante toda la jornada.
Todo un espectáculo que este año los malpartideños han recuperado con cientos de personas que han vuelto a salir a la calle vestidas con ropas antiguas de labriegos, en el caso de los hombres y con trajes de percal negro en el caso de las mujeres, junto a vestidos de volante y agitanados.



El desfile finalizó con la tradicional entrega de raciones de patatera por parte del equipo de gobierno y después la fiesta siguió en la Plaza Mayor, donde los bares sacaron las barras a la calle, junto con la animación de las charangas.
Este año, a consecuencia de la aún situación sanitaria, se prescindió de la verbena y las discotecas móviles, como una forma de intentar evitar aglomeraciones que no pudieran controlarse y que pudieran ser focos de contagio.
De esta forma, los malpatideños volvieron a disfrutar un año más de su Día Grande, un día en que los problemas se dejan a un lado y se disfruta con amigos y vecinos, porque, como bien dijo Alfredo Aguilera, alcalde de Malpartida, desde el balcón del Ayuntamiento para abrir la fiesta, «la vida son cuatro días y uno de ellos… ¡La Patatera!».

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