Laura Sánchez
Viernes, 25 de noviembre 2016, 18:41
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Para tus manos que acarician,
para manos que arropan,
que mecen una cuna
que te dicen adiós cuando te vas
y que te abrazan fuerte cuando llegas
Así son los primeros versos que dan nombre al poemario recién publicado de la malpartideña Isabel Agúndez, Para tus manos, de la editorial El carromato de las letras.
Retrata a una persona sensible, generosa y profundamente religiosa, es la forma en que describió el escritor Vicente Rodríguez a la malpartideña, en la presentación de su obra, que tuvo lugar el 15 de noviembre en la Casa de Cultura. Una cita en la que no faltaron las autoridades y un gran número de amigos, que llenaron la sala y arroparon a la escritora y vecina de Malpartida.
Es una mujer que demuestra inquietud artística tras dos publicaciones, ya que en 1998 publicó Mi primera aventura. Del mismo modo, aseguró que con esta obra da un paso muy importante y valiente al exponerla al público, desde la sencillez y humildad. Y especialmente destacó que el mayor éxito, es su enorme capacidad de desnudarse ante el lector.
En la mesa le acompañaron tanto Vicente Rodríguez como el alcalde de la localidad, Alfredo Aguilera, quien también le mostró sus felicitaciones y apeló a "su entrega de forma altruista para ayudar al prójimo y su hospitalidad.
Vicente Rodríguez explicó que su obra representa a una persona sensible, generosa y profundamente religiosa. La obra se divide en ocho apartados sobre la familia, las personas que admira, a la memoria de su padre y a los eternamente niños, así como poemas de desamor, nana a Mozambique y religiosos, más un miscelanea con 61 poemas de asuntos de recorrido vital.
Durante el acto, participaron varios amigos de la escritora para leer algunos de sus poemas, como Miguel Acedo, Antonio Plano, Víctor Manuel Jiménez y Jesús Custodio, a quien éste último dedica uno de los poemas en su libro.
Gracias a Vicente este libro ha visto la luz porque los pobres han visto mucho cajón, y añadió que su libro es sencillo y cuenta cosas cotidianas y afirmó que siempre se recuerda a sí misma escribiendo.
Del mismo modo, reveló que el poema necesita un poco de nostalgia. Mi adolescencia fue dura y escribir fue un paño de lágrimas. Me daba alas y me hacía sentir feliz, ver las cosas con cierto halo de tristeza, describió la forma de sentir sus versos.
Al finalizar, el público asistente pudo hacer preguntas a una Isabel visiblemente emocionada, y el público, le mostró muchas palabras de cariño y felicitación: Isabel, eres única y especial, afirmaron entre el público.
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