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Miembros de la pandilla Turbopié el martes de Carnaval de 1985.

La comparsa Turbopié rescató del olvido La Pedida de la Patatera

La comparsa Turbopié ha sido galardonada con La Patatera Popular por retomar la tradición de esta fiesta en 1985

REDACCIÓN HOY MALPARTIDA

Miércoles, 8 de marzo 2017, 17:07

La Comparsa Turbopié rescató del olvido en 1985 La Pedida de la Patatera, la fiesta que hoy es en el día grande de la localidad y que aglomera a miles de personas en un día de convivencia y diversión.

Este año ha celebrado su primera como Fiesta de Interés Turístico Regional y también se ha reconocido la labor que en su día hizo Turbopie, con la entrega del premio de La Patatera Popular por parte de la Asociación Amigos de la Patatera.

Pero para contextualizar hay que trasladarse a 1982, en que se retomó del baúl de los recuerdos la fiesta de los carnavales. Fueron unas fiestas que nacieron a raíz de un grupo de jóvenes que nada tenían que ver con las instituciones. <>, así lo explicó el grupo. Y como había que recaudar fondos, llegó a realizarse un petitorio/pasacalle con jóvenes ataviados con el traje regional.

Y es que en Malpartida no sólo se ha pedido para el Señor y los Santos, también para los Carnavales. Pero la pedida más famosa aún estaba por nacer.

En el año 1983 ó 1984, una pandilla de amigos tuvo la ocurrencia de fabricar en el pajar de Jareque, frente al cine de verano, un enorme coche negro usando tablas y cartones conseguidos en el comercio de Los Gerardos. Después, entre los baúles de casa apañaron algunas sábanas blancas y se disfrazaron de jeques árabes. Se introdujeron, apiñados, en el amplio coche de motor turbo y recorrieron las calles del pueblo, en el cuál sólo se le veían los pies. Este disfraz fue el que dio nombre a la comparsa Turbopié.

En los carnavales de 1984, las poblaciones vecinas también gozaban de un carnaval con gran popularidad, y para tratar de atraer el mayor número de público al de Malpartida, fue necesario darle a éste unas señas de identidad. Para ello, se recurrió a las tradiciones. Y los de Turbopié no dudaron en preguntar a familiares y mayores qué hacían y cómo festejaban estos días previos al miércoles de ceniza y la cuaresma.

<<¡Abuela! ¿Qué hacíais para divertiros en Carnaval? - Anda, muchacho. Nosotros sacábamos los sentones a la puerta y nos poníamos en corro a jugar a morito, a tirarnos el cantaro con el avisperino unas a otras, mientras cantábamos: Estaba el Padre Francisco estaba el Padre Francisco quieres que te pise el pie quieres que te pise el pie>>

<>.

Recopilados los datos, la comparsa Turbopié les tomó la palabra, y poniendo en práctica en los carnavales del 85 aquello del juego de morito y el resto de tradiciones, pidieron por vez primera la patatera, años después de haber naufragado en el olvido.

Al llegar al martes de carnaval, un 19 de febrero de 1985, los componentes de Turbopié salieron como les habían contado: <>.

Y así, el grupo Turbopié salió a la calle y comenzó a cantar por las calles, yendo de puerta en puerta, pidiendo la patatera.

<<¡Y qué risas, y qué algarabía, y qué jolgorio cuando se fue la vergüenza, se calentaron la boca, el ánimo y los cuerpos! ¡Cómo respondió la gente! ¡Qué largueza y generosidad! ¡No había quien no diera algo: una patatera, un bollo de pan, una lata de sardinas, otra patatera, un par de huevos, una lata de pimiento, una barbá de tocino, una botella de vino, otra patatera! ¡Ay, Señor, qué matanza, qué matanza sin esperarlo!>>

La generosidad de los malpartideños fue tal, que después de beber y comer lo recogido en el bar Taquilla, que se encontraba en la Alberca, la cuadrilla decidió llevar el sobrante de lo reunido a Cáritas.

La Comparsa Turbopié quiso agradecer al pueblo su gran generosidad y lo hicieron a través de la revista los Barruecos, siendo ésta la primera vez que en los escritos se hablaba de la Pedida de la Patatera.

¿Cuál fue la clave del éxito? Turbopié lo tiene claro: <>.

Y añaden: <>.

Ya en el programa del carnaval del 86 se incluyó por vez primera la Pedida de la Patatera. Y esta vez la comparsa Turbopié, sabiendo lo que les esperaba, llevaron incluso un carro tirado por un burro donde depositaban el aguinaldo.

Y así, años tras año, la fiesta cada vez aglutinó a más participantes y asistentes.

Con el tiempo, las mujeres, <>

Con los años, la Turbopié se mantuvo en un segundo plano y otras asociaciones tomaron el testigo, como las Amas de Casa o la Tercera Edad. Y a medida que crecía y crecía, se dejó de pedir por las casas y el Ayuntamiento comenzó a repartir pan y patatera, y la plaza y sus alrededores se convirtieron en una imponente romería urbana

<>.

Así pues, ¡Viva la Pedida de la Patatera!

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