Borrar
Carlota Cáceres tocando un instrumento de percusión. HOY
La percusionista que hizo las maletas
Extremadura en femenino

La percusionista que hizo las maletas

carlota cáceres | percusionista ·

Ahora enseña en el conservatorio de Palma de Mallorca, el mismo del que salió como alumna hace diez años

A. GILGADO

Malpartida de Cáceres

Lunes, 19 de octubre 2020, 17:14

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Carlota Cáceres tocó en el Vostell hace poco más de un mes. Lo hizo como solista en el programa de contemporánea que cada año organiza el Museo de Malpartida de Cáceres.

Esta treintañera de Badajoz representa a la nueva generación de músicos extremeños que ensancha el mundo desde que salen del conservatorio. En su curriculum hay orquestas, profesores y conciertos de medio mundo.

ALGUNOS DATOS

  • Formación Tiene 31 años. Estudió música en Badajoz y en Palma de Mallorca y se especializó como percusionista en Basilea, donde también hizo el máster especializado en música de cámara contemporánea.

  • Reconocimientos Se graduó con matrícula de honor y premio fin de carrera en el Conservatori Superior de les Illes Balears. Posteriormente obtuvo su diploma de máster en performance en Hochschule für Musik der Stadt Basel contando con el apoyo de becas como Sa Nostra o la Fundación BBVA.

  • Agenda Ha tocado en el último certamen de música contemporánea organizado en el Museo Vostell.

Empezó a estudiar música a los siete años en Badajoz y a los 18 años se fue a Mallorca. Le interesaba tanto la percusión que quería aprender con los mejores de la especialidad, por eso se fue al Conservatorio Superior de las Islas Baleares. «Cuando de pequeña me preguntaban qué instrumento quería tocar yo siempre respondía que la percusión. Me parece lo más creativo».

Se graduó con matrícula de honor y premio fin de carrera en el profesional balear, lo que le permitió obtener una beca para cursar un máster en Basilea.

En Suiza residió cuatro años porque siguió especializándose en música de cámara.

De Suiza saltó seis meses a San Diego, en Estados Unidos, para aprender junto a Steven Schick, uno de los percusionistas más reconocidos.

Viviendo en Suiza recibió una llamada para hacer una sustitución en la Orquesta de las Islas Baleares y allí empezó, en cierto modo, su retorno. «Uno de mis sueños era vivir y estudiar en el extranjero, pero cuando llevas tiempo fuera y has trabajado con mucha gente, algo tan básico como el sol lo echas de menos. Suiza me trató muy bien. Pero allí todo sucede dentro de casa. Parece un tópico, pero hay un momento en el que este tipo de cuestiones las pones en la balanza».

Vivió a caballo durante un tiempo entre Basilea y Palma hasta que hace dos años entró en el equipo docente del Conservatorio de las Islas Baleares. «Es como cerrar un círculo, ahora estoy al otro lado y una ciudad en la que me siento muy cómoda porque conozco a mucha gente».

Divide su tiempo entre las clases y su agenda como solista preparando conciertos como el de Malpartida. «Llevaba años queriendo tocar en el Vostell. Este año pude hacerlo gracias al circuito producido por el Centro Nacional de Difusión de la Música».

En Italia

Esta semana ha estado en Milán ensayando el repertorio para otra cita en Italia, de donde la llaman con frecuencia para circuitos contemporáneos. «En realidad los músicos estudiamos siempre. Preparar una obra completamente nueva requiere un aprendizaje constante».

Demasiado joven todavía para balances. Pero nadie le quita ya los veinte años de conciertos, premios o becas. Por eso pide más atención para la cultura contemporánea. Asume con resignación que no se valora ni artística ni económicamente. Huye de los tópicos simplistas de 'hacer lo te gusta' o de seguir a una 'vocación por amor'. «Todos debemos hacer lo que nos gusta y todos tenemos que pagar el alquiler».

Por eso anima al público a acercarse a los conciertos contemporáneos. «Indiferente no te deja», advierte.

Defiende también el nivel de los músicos españoles. La red nacional de conservatorios profesionales ha creado una generación muy cualificada de gente dispuesta a mudarse de ciudad o país solo para acercarse a los mejores docentes.

Otra cosa distinta es el reconocimiento posterior del público. «En países como Suiza, si dices que eres músico estás al nivel de un médico. El respaldo popular es inmenso. En España, como en Italia, todavía tenemos que crecer en ese sentido».

Como profesora no se siente muy lejos de sus alumnos. Se notan los diez años de diferencia, pero sobre todo, se ve en otra generación. «Cuando yo nací no había Internet, he vivido el discman y el tener que dejar de conectarte a Internet porque alguien necesitaba utilizar el teléfono. La generación de ahora lo viene todo más masticado y eso para el arte no es bueno. Hay que ser activo. Buscar tu espacio y tu personalidad artística porque la vida te enseña lo que tú no lo has hecho por iniciativa propia».

Le gustaría venir a Badajoz más a menudo para ver a sus padres. Pero acostumbrada a moverse en una ciudad que está a una hora en avión de Madrid y a dos de Milán o Berlín, lo ve complicado. «Para estar en el mundo hay que estar bien comunicado y yo en Badajoz a veces tengo que ir a Sevilla para moverme, que son dos horas».

Reconoce que nunca tuvo dudas cuando le tocó elegir profesión. La música fue siempre su inspiración.

«Va en mi forma de ser», por eso a sus alumnos les recomienda que si la viven con pasión no la aparquen a pesar de las dificultades. «Si realmente es algo que te apasiona, siempre encontrarás la manera de que los dos minutos de creación musical por los que ha trabajado durante todo el año sean los dos mejores minutos de tu vida».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios